domingo, 13 de febrero de 2011

REPETICIÓN-CODA

El hambre que mira, la hembra que recela,
el niño oscurecido y los japoneses,
Son cosas de la vida.

También el pelo, su mitad y
sus tres cuartos.
Son cosas de la vida.

Son cosas de la vida el hambre que mira a la hembra que recela
al hombre que sube el niño al caballo alado de redondas alas negras
El yarco y el yermo.
Son cosas de la vida:

Como el letargo y la letanía, como el el sopor y las aquiescencias, como
el desgarro y los desgarros,  
que también, son cosas de la vida.

Y son cosas de la vida,
los mares calmados que mienten,
porque mueven los dedos como yo,
y cuando estiran un tendón estresado, Chau Japón.
¿Y los japoneses  que dirán, que son cosas de la vida?

Claro, contestan desde acá los que confunden el desamparo con la fé,
los que se confunden con la mitad de un pelo,
que son los mismos,
que quieren el caballo blanco con redondas alas negras, por todo fin.
Oremos. Son cosas de la vida.

Son los mismos que orando, y además  con mirada de hambre,
Ven como la mujer de botas como la Torre de Babel levanta la sombra de su mano derecha,
y oscurece el niño que después sube al blanco caballo alado  de  redondas alas negras:
Ahora los tres juegan entre gorras de McDonald.
Son cosas de la vida.

Al fin resulta que al hambre, a los japoneses y al trío alado, receloso
y oscurecido, la angustia les ha entrado por la punta del dedo gordo del pie
Nada más que para sentárseles en el pecho. Oremos.
Son cosas de la vida.

Oremos entonces,
Mientras el hambre sutura estrellas desvalidas.
Y algunos se hartan y otros no tanto,
De que el techo les roce la coronilla.
Porque son cosas de la vida.

Oremos por los hambres, hembras, hombres  y niños,
Por las cosas de la vida,
Y porque no terminemos todos, comiendo computadoras
Como los japoneses


1 comentario:

  1. me gusta el ritmo, la circularidad y el "golpeteo" que se siente al leerlo...

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